Este edificio romano que data del siglo I a.C, es uno de los pocos de carácter religioso que se conservan en la ciudad de Mérida. En el siglo XVI, se construyó en parte de su ubicación el Palacio de los Conde de Corbo para cuya edificación se utilizaron tanto restos romanos como visigodos, y que fue habitado hasta mediados del siglo pasado. Dos monumentos en uno, lo que en la actualidad sería tachado de sacrilegio, ha contribuído enormemente a la conservación del templo.
Con este contexto histórico, José María Sánchez García afrontó la tarea de adecuación del entorno del Templo de Diana tras ganar un concurso propuesto por El Consorcio de Mérida en el 2005.
Un año después, en un seminario de ‘Arquitectura y Restauración del Patrimonio’, organizado también por el Consorcio en que tuve la suerte de participar, este proyecto era presentado. Desde mi cortísima experiencia por aquel entonces, cuando cursaba 2º curso de arquitectura, recuerdo que aquel edificio captó mi atención no recuerdo por qué. En la actualidad (con una experiencia sólo algo mayor) es uno de mis lugares favoritos en la ciudad de Mérida. No sólo por una idea potente, sino porque actuar sobre entornos que atañen a ruinas o monumentos históricos siempre es arriesgado, uno de mis profesores en la escuela siempre dice que es como si "un halo magnético" envolviera estas edificaciones y las convirtiera en intocables; más aún si los has vivido de cerca, el respeto y el consevacionismo nos hace, muchas veces, incapaces de ver objetivamente una actuación sobre el mismo.
El proyecto propuesto por Jose María consiste en trabajar las medianeras y traseras que bordeaban el conjunto histórico con el fin de crear una fachada digna al espacio del Templo a través de una pieza perimetral que, además, permite liberal una gran plaza entorno al monumento. El edificio, que hasta entonces había estado vallado, de esta forma puede ser rodeado en su totalidad, mientras que anteriormente tan sólo eran visibles dos caras del mismo.
Además, el proyecto presenta un doble interés, ya que también pretende funcionar como motor de reactivación de la actividad comercial de la zona a través de la utilización de los nuevos locales como espacios comerciales.
He escuchado y sigo escuchando miles de críticas a este edificio haciendo referencia al poco respeto de la actuación al lugar, "agresiva y que atenta contra la propia Ley de Patrimonio porque tapa estructuras históricas" y "descontextualiza los restos arqueológicos de diversas épocas" . Si los Condes de Corbo (desde el desconocimiento o desde la valentía) no hubieran construido el palacio en la sala interior del Templo, hoy con bastante seguridad, no podríamos disfrutar del Templo ni tampoco de la obra de José María. Es como una matrioska, con sorpresa dentro.
Para aquellos que consideran esta obra como «un atentado frontal contra el patrimonio cultural y el urbanismo de la ciudad de Mérida, violando los principios que han de regir en la protección y conservación del patrimonio arqueológico y monumental» les pediría que traten de contemplarlo como un enriquecimiento del mismo. Nuestra capacidad de generar Patrimonio no se acabó con los romanos.
Pues no conozco Mèrida, (llevo un año en España y ¡me queda tanto!) Pero despues de esta entrada tuya me han entrado doblemente ganas de visitar esta tierra. Comparto tu idea que los monumentos poco vividos probablemente se conservan peor y se disfrutan menos, así que si el acercamiento o el impacto de lo nuevo lo hace mas atractivo,pues bienvenido sea. Prometo visitar pronto Extremadura.
ResponderEliminarHola Elisa, no solo me ha encantado tu entrada, sino las fotos tuyas. Un aire tan longilineo como el templo, me gusta tu jersey, tu falda, el vuelo, el movimiento...es, como si estuvieras paseando por " tus dominios ", armonico, tranquilo, apetece sentarse contigo y que me contases cosas de la historia pasada y actual del lugar. Gracias wuapa.
ResponderEliminarEntrada de 10. Has descubierto algunas visuales que habian pasado desapercibidas para mi, como la zona posterior del monumento, donde las columnas pierden todo el protagonismo de la portada en favor de la casa de los Corbo. Creo que es un rotundo acierto el hecho de modernizar el patrimonio, estoy de acuerdo con la rehabilitación viva, la superposición de estilos realza, aporta dinamismo. Esto monumento era inerte, antés teniamos que conformarnos con observarlo, ahora podemos vivirlo. Todo un acierto. Gracias Elisa.
ResponderEliminarRecuerdo en mi infancia, en mi adolescencia e incluso ya con ...mas años, los gatos que merodeaban, criaban, vivian en este hermoso templo. Me recordaban a los gatos egipcios, siempre presentes en esta cultura mas que bimilinaria. Entiendo que los mas jovenes...no los echeis de menos, tambien es cierto que lo mirais con ojos profesionales, dimana de vuestros comentaguerios, como el del bloguero Alberto, o de la misma Elisa. Pero yo reivindico la tierra, la hierba y no tanto hormigón, por muy de firma que sea. Son mis raices.
ResponderEliminarEspacio para llenar de vida, aún solo esta ocupado con el hormigón, aunque la filosofia de adaptar, vivir, convivir en los espacios...lo comparto. Me das una visión del Templo que no habia dimensionado hasta ahora. Espero verlo en no demasiado tiempo verlo rodeado de vida, de comercio, de gente incluso de copas, seria como una plaza, como un sitio de encuentro, que es lo que debió ser el Templo. Espero que nos veamos pronto allí. Os emplazo.
ResponderEliminarAunque mi casa dicta varios kilómetros de esta zona, me he criado entre las calles del centro de Mérida. Recuerdo tanto los cabezones del parque de la Rambla, como la plaza del antiguo mercado de Luis Chamizo, que fue nuestro campo de fútbol durante muchos años, como los gatos del Templo. Cuando los cambios tienden a mejorar prestaciones debemos renunciar gustosamente a esas rincones tan vividos y dejar que se convierten en leyendas, dando pié a esas largas conversaciones, de como fue y como lo vivimos, que tanto disfrutamos cuando topamos con un buen amigo. Quedándome con el vaso medio lleno, estas intervenciones revalorizan nuestros recuerdos.
ResponderEliminarEn el caso Templo el precio del trueque es más alto de lo normal, nos han quitado nuestros gatos, pero nos han regalado un edificio, que ahora es un poco más nuestro.
Por cierto, la protagonista muy a la altura del entorno, gran look. Ahí nos veremos Luis, Ignacio y cía.
Eli, por qué todavía no han abierto nada en ninguno de los locales alrededor del templo? Ya llevan bastante tiempo ahí...
ResponderEliminarSin entrar en debates sobre el respeto el respeto al patrimonio, y teniendo en cuenta que me encanta poder andar alrededor del templo (que es mi monumento favorito con diferencia), a mi me parece un mastodonte bastante feo... no sé... puede que sea por verlo tan vacío. Veremos si se arregla cuando haya alguna tienda o bar ahí puesto.
:)
estoy de acuerdo en que le falta vidilla a esos locales y a las terrazas...pero creo que no está siendo fácil la concesión de los espacios...Este verano si se utilizó el graderío bastante para representaciones del festival de teatro clásico. Desde luego que no lo veo nada mastodóntico, de hecho, si te fijas, en ninguna foto he sido capaz de captar el Templo y la pieza perimetral juntas, porque esa perspectiva dadas las dimensiones de la calle, no se tiene; con lo cual si miras al Templo, miras al templo y si miras a las medianeras(que os recuerdo que afeaban bastante) es entonces cuando se aprecia la pieza más bajita y alejada al máximo del Templo que unifica los bordes.
ResponderEliminarHola Elisa,me animo a comentar por primera vez tu blog(que ya tenía ganas) gracias a esta nueva entrada con el templo de Diana y sus entornos,ya que creo que conozco más o menos bien al arquitecto,y la sensibilidad con la que él proyecta.
ResponderEliminarDesde mi humilde opinión considero la nueva obra una intervencíón exquisita,siempre he sido de la opinión que un edificio moderno reactiva un edificio historico siempre y cuando este edificio esté bien colocado y tenga una idea potente y aporte algo nuevo a lugar; y es el caso del templo de Diana.
Es un edificio que recorre todo el perimetro y nos permite camuflar las tan horribles medianeras,y a la vez hace que se viva ese espacio de una forma totalmente diferente.Es un lugar para ir,y recorre tranquilamente,observando y disfrutando,para mi gusto está lleno de magia. Quizá es posible que le falte la vidilla de la que vosotros hablais,pero creo que llegará y hará más rica aun esta obra,pero en principio considero que está adaptado al entorno con una enorme sensibilidad,y respetando al máximo, sin introducirse en el espacio del templo de Diana,creando un juego de luces y sombras,de recorridos,de rincones,de vivencias.